Luego de un año de reglamentado el decreto 574/2014 que autoriza la circulación de los bitrenes en Argentina, empresarios y fabricantes aún están esperando que se finalice con los detalles de su implementación. Después de la detallada reglamentación del decreto, las economías regionales siguen ahorcadas por el costo logístico, continúan esperando por esta herramienta que podría ayudarlas a ser más eficientes en un 20 a 30%.
¿Qué podría escribir, que no haya escrito aún, sobre estos vehículos de alto rendimiento, con tecnología de punta que garantizan la seguridad del chofer y de aquellos que transitamos por las rutas argentinas? ¿Por qué, a pesar de ser semirremolques que se fabrican en el país, especialmente por pymes familiares de pequeños pueblos provinciales, todavía no se les han entregado las licencias de configuración de modelo para que puedan producirlos y venderlos? ¿Por qué, luego de innumerables pruebas prácticas junto a autoridades en varias provincias, donde se comprobaron las menores distancias de frenado, y que la diferencia en sobrepaso respecto a un camión convencional es de menos de medio segundo, aún hay quien dice: «No, mejor nos quedamos con lo que tenemos circulando ahora»? ¿Por qué se habla de descarbonizar el transporte de carga, pero se le da la espalda a un vehículo que comprobadamente reduce en más del 20% las emisiones de CO2e? ¿Por qué, luego de circular en la provincia de San Luis por más de cinco años con cero accidente, y transitar por todo tipo de caminos, todavía hay quien continúa con el mito de «sólo por autopistas»? Lamentablemente, todos los caminos conducen al despacho de algunos funcionarios cuyos tiempos difieren de los tiempos y las necesidades de los trabajadores y los empresarios privados, o los tiempos políticos. Las «fuerzas de la oscuridad», como las llama el doctor John Gattorna, un reconocido pensador logístico internacional.
Para aquellos lectores que no conozcan, el bitrén consiste en un tractor con dos semirremolques enganchados por un acople tipo quinta rueda. Los bitrenes pueden circular en todos los tipos de caminos por donde circulan hoy los camiones convencionales, pero llevando casi el doble de carga (54 toneladas netas en lugar de 28, dos containers de 40″) y usando casi la misma cantidad de combustible. Su circulación en Argentina incrementará la competitividad de los productos argentinos y ayudará a la incorporación potencial de regiones geográficas hoy marginadas del quehacer productivo nacional, al reducir sus costos logísticos. Y la reducción se traduciría en miles de litros de combustible ahorrado. Al tener más cantidad de ejes (entre siete y nueve, en lugar de cinco), el peso se distribuye mejor y entonces se producen menores daños a la infraestructura vial. Y, a pesar de llevar el doble de carga, las distancias de frenado son menores debido a la tecnología del vehículo, obligatoria en Argentina: frenos ABS y EBS, control de estabilidad, sistema de levantaejes automático y sistema de medición de carga referencial neumático, con lectura digital del peso, para evitar la sobrecarga.
En estos momentos me encuentro en la ciudad de Melbourne, Australia, y me los cruzo por todos lados de la ciudad; llevan todo tipo de carga, de pañales a troncos y combustible. Y, me sigo preguntando, como hace 15 años: ¿y en Argentina para cuándo?
Entiendo que la implementación de la reglamentación está siendo cuidadosamente diseñada por las autoridades, para cumplir con el espíritu de la letra con la que fue escrita: productividad, con seguridad. Pero creo que, para que las empresas que desean invertir y generar empleo puedan hacerlo, los documentos deben moverse de algunos despachos que los bloquean innecesariamente.
Por Alejandra Efron, Vicepresidente del Foro Internacional de Tecnología de Transporte Carretero y miembro del Foro Internacional de Transporte, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
Fuente: Región Centro