Ejecutivos de Maersk comentaron a Alessandro Pasetti, autor de una nota en The Loadstar, que una futura operación con Hapag Lloyd sería algo que «tendría mucho sentido».
El comportamiento del precio de las acciones de Hapag-Lloyd desde fines de 2016 demuestra que los fuertes en el negocio de transporte de contenedores pueden estar en lo cierto ignorando los riesgos que rodean a los principales actores del sector, que continúan mostrando optimismo tras un sólido comienzo de año.
Sin embargo, los fundamentos económicos de Hapag Lloyd sugieren que si los mejores escenarios no se cumplen y los niveles de tarifas se vuelven más difíciles de mantener, el optimismo antes mencionado podría convertirse en una pesadilla para su red mundial, tan cerca como en 2019, lo que la convierte en uno de los objetivos de adquisición más obvios de la industria.
A fines de junio de 2016, cuando sus acciones todavía se negociaban por debajo del precio de la OPI de 20 euros, la naviera alemana anunció su acuerdo de fusión con United Arab Shipping Company y tomó la delantera en un juego de consolidación que tuvo como gran protagonista a Cosco haciendo la adquisición más costosa con su compra de OOCL
Antes de que surgieran los rumores de fusión con UASC, allá por abril de 2016, las acciones de Hapag se negociaban a alrededor de € 16. Entonces cambió el valor y se negociaron en € 37, principalmente gracias a ese acuerdo.
La desaparición de Hanjin y el ajuste de la capacidad salieron al rescate gracias a un mercado de rápidas consolidaciones, transformando lo que fue una terrible inversión durante más de un año -como se esperaba cuando Hapag estaba a punto de cotizar su OPI a finales de 2015- en una de un espectacular alto rendimiento desde fines de 2016.
Mirando retrospectivamente, la dirección de Hapag se aferró a la única estrategia que podría entretener al mercado en ese entonces, haciendo todo lo posible para prevenir una muerte dolorosamente lenta. Gracias también a sus banqueros, que no tuvieron otra opción que ayudar a la empresa a mantenerse a flote, dados los miles de millones que se deben. Lo que aún está en duda es como hará Hapag para cubrir las deudas. Una respuesta podría ser con Hapag Lloyd mismo. Pero resta saber quién terminará siendo el ganador final.
Basado en todos estos elementos, no sorprende que sus acciones se negocien a niveles récord de € 38, lo que sugiere que los inversores financieros siguen encantados por comprar en una perspectiva positiva para las líneas marítimas, una opinión que también es compartida por varias fuentes en la industria marítima recientemente consultadas por el autor.
Hapag emergió en una posición más dominante gracias a las crecientes tarifas de fletes y a la falta de alternativas en las rutas que sirve. Sin embargo, su contribución al P&L (cifras provisionales de perdidas y ganancias) fue más un embellecimiento marginal que una ganancia sustancial.
Y el saldo del activo, en el que se registran los activos y pasivos, tampoco se ve muy bien, aunque los analistas de Moody’s y los intermediarios de venta piensan lo contrario.
Mientras que la gerencia de Hapag Lloyd habla de «crecimiento cualitativamente mejorado», la calidad de sus ganancias se deterioró, y seguramente la manera cómo se financia ese crecimiento es importante.
Por supuesto que Hapag minimiza ciertos riesgos, diciendo que el crecimiento del PBI mundial se acelerará por encima de las tendencias en los próximos 15 meses, o sea, con los volúmenes superando cómodamente el crecimiento económico mundial.
El mensaje aquí es claro dice el autor: la economía será la bala de plata que la industria de transporte de contenedores necesita en un momento en que los principales actores se consolidan al ritmo más rápido de la historia, determinando diferentes dinámicas de precios a lo largo de la cadena de valor que, al final, van a favorecer a las cinco mayores compañías marítimas.
Actualmente, Hapag sigue siendo el más pequeño, y el más vulnerable, basado en su situación financiera.
En una nota anterior el autor advirtió que las tendencias de la deuda no eran buenas, ni para Hapag Lloyd ni para la industria en general.
El hecho de que la agencia de calificación crediticia Moody’s haya puesto recientemente la calificación de Maersk bajo escrutinio es sólo un hecho menor, ya que la naviera danesa -incluso después de una posible baja- permanecerá en el territorio de grado de inversión. Sobre la base de su calificación crediticia, en la actualidad ocupa dos grados encima de los llamados grados chatarra.
El gigante danés pudo salir sin daño de las noticias, pero Hapag Lloyd es una historia completamente diferente, ya que su balance es significativamente más ajustado y su calificación crediticia se está hundiendo en los grados chatarra.
Es posible que Moody’s tenga razón y, en ese caso, en menos de dos años la naviera alemana mejore materialmente su situación financiera.
Después de todo, su perfil de flujo de caja libre recibió un impulso a fines de la primera mitad del año y los requerimientos de inversiones en bienes de capital inevitablemente van a caer, basado en estándares históricos después de la integración de UASC (aunque, inevitablemente, sus buques serán más viejos que los de sus rivales que colocan órdenes de nuevos pedidos).
Además, algunas cifras clave de retornos fueron mejores que las anteriores, pero su endeudamiento financiero total debería preocupar, ya que aumentó un 78% llegando a 7.300 millones de euros tras la consolidación de UASC, mientras que el capital prestado, que incluye otros pasivos, es aún mayor.
Hapag también consolidó el efectivo adicional y las ganancias de UASC cuando la adquirió, pero es demasiado pronto para saber si el acuerdo realmente vale la pena. Las pocas mejoras en los indicadores ROIC (rendimiento del capital invertido) en la primera mitad del año, que miden la eficiencia con la que se despliega el capital, son un criterio clave para la gestión de Maersk, y demuestran el punto de vista del autor.
Entonces Hapag Lloyd, que por años se inclinó a fusionarse con Hamburg Süd, vió como Maersk se la arrebató, así que fácilmente podría convertirse en un objetivo para la danesa una vez que la reestructuración de la línea esté completa, digamos, en 2019. No sería barato, y muy bien podría disparar una guerra de ofertas.
Cuando se le preguntó acerca de la probabilidad de que Hapag fuera adquirida por Maersk, Varios ejecutivos de esa compañía, a quienes el autor agradece compartir sus opiniones sobre las tendencias del mercado del shipping en las últimas semanas, acordaron: «Tal combinación tendría mucho sentido».
Análisis de Alessandro Pasetti en The Loadstar