El 24 de junio 2010 en la Conferencia de Manila, mediante la Resolución 19, se “decide declarar el 25 de junio de cada año “Día de la Gente de Mar”.
El Día de la gente de mar es un día oficial de observancia internacional de las Naciones Unidas que se celebra cada año el 25 de junio. Está organizado por la Organización Marítima Internacional (OMI) y tiene como objetivo “aumentar la conciencia social en general sobre los 1,5 millones de marinos del mundo por su singular, y con demasiada frecuencia pasada por alto, contribución que hacen al bienestar de todos nosotros”.
Este año, la campaña del Día de la gente de mar quiere homenajear a la gente de mar dando a conocer al mundo entero por qué y de qué manera, la gente de mar es indispensable para el mundo. Reconociendo plenamente la aportación única que realiza la gente de mar de todo el mundo al comercio marítimo internacional, la economía mundial y la sociedad civil en su conjunto.
La OMI (Organización Marítima Internacional) ha elegido como lema de este año: “Un Mar para Todos”.
Este lema enlaza a su vez con el del Día marítimo mundial: “El transporte marítimo: indispensable para el mundo”, haciendo así hincapié en que la gente de mar no sólo brinda sus servicios para el sector marítimo o para sus propios fines, sino que nos los brinda a todos nosotros y por eso mismo son indispensables para el mundo.
La labor de la gente de mar, que a veces pasa desapercibida, repercute también en tierra firme. De ahí la importancia de darla a conocer en la sociedad.
Es una forma de rendir homenaje a los héroes olvidados del transporte marítimo, industria en la que se sustenta el comercio mundial y a la que confiamos el transporte de alimentos, combustible, productos básicos, materias primas y bienes alrededor del mundo. Reconocer el trabajo de los servicios de Salvamento, y a los miles de pescadores que nos surten de alimentos todos los días, que permanecen jornadas interminables luchando contra las mareas, a esos marinos de las Fuerzas Navales que surcan los mares y océanos protegiéndonos de cualquier mal que nos inquiete. Y a todas las personas que, ya sea directa o indirectamente, viven y mueren por y en el mar.




















