Hoy, al contrario que muchos otros, los productores de cervezas artesanales made in Argentina, no temen llegar a tener ventas bajas, mas bien, a la inversa. El impresionante crecimiento durante estos últimos años en el consumo de cervezas artesanales ha sorprendido no solo al mercado, sino también, a los propios productores.
A la falta de algunos insumos (inclusive botellas de vidrio, que son acaparadas por las cervecerías industriales), se suma ahora un nuevo desafío: Cumplir con los requerimientos de la demanda a nivel local, nacional e inclusive (en algunos casos) internacional. Una tarea para la que, la gran mayoría de los artesanos, no encuentra el tiempo necesario para desarrollar.
El resultado salta pronto a la vista y casi siempre se traduce en impotencia: “No podemos enviarte”, “lamentamos no poder cumplir”, etc… Por ahora la solución que a algunos se les ha ocurrido (lamentablemente) es frenar un poco la creciente demanda con subas progresivas y agresivas de precios. De esta forma intentan generar mayores ingresos con iguales cantidades de producción, pero, quizás sea esta una de las peores formas para sostener una empresa a futuro.
En igual sentido ocurre respecto al posicionamiento de marca mediante políticas de mercadeo. Una vez más, la situación pone a los cerveceros ante la disyuntiva de invertir tiempo en desarrollos comerciales tanto de imagen, utilización de web, promoción de la marca en eventos, etc., o la de aplicar solamente su energía en seguir cocinando para intentar cubrir la demanda.
Una cosa si es clara a la fecha. Aquellas cervecerías que optaron por mantener valores competitivos mediante la tercerización de su logística, y que, de igual modo supieron aprovechar mediante terceros el desarrollo de su imagen, son hoy las que se encuentran encaminadas en la forma correcta, y son las mismas que a pasos agigantados duplican su capacidad de producción. Efecto, este último, que se traduce en mayores ganancias mediante el mantenimiento de la calidad en las cervezas logrado por el 100% de la atención del maestro cervecero a su producto, sin tener que pensar en otra cosa y apuntando a generar mayores volúmenes en lugar de restringir las cantidades para apuntar sólo al valor unitario.
En el presente año, es posible observar en el mercado cómo cervecerías de corta a mediana edad han superado a muchas de las tradicionales y pioneras que, aferradas a viejos estatutos, no han logrado dar el paso cuantitativo ni cualitativo.
La aparición en el mercado de emprendimientos de logística dedicados íntegramente a las cervezas artesanales, ya sean multimarcas o puntuales, han sabido interpretar esta grave falencia, como así también, el surgimiento de departamentos especializados en compañías publicitarias que han llegado a los cerveceros con nuevas y frescas propuestas de renovación web, packaging, etc.
En el modelo de la “Craft Beer Revolution” llevado adelante en los estados Unidos en forma coordinada entre los cerveceros artesanales, la premisa ha sido mantener la calidad a la vez que el mejoramiento en la llegada del producto al consumidor final, ya sea este último local o regional. Y, en este mismo sentido, la permanente búsqueda en la mejora de la imagen del producto. El resultado: 15% para algunos y 18% para otros es la porción del mercado total que han conseguido en esta ultima década frente a lo que parecía imposible. En un país en donde las cerveceras industriales se mostraban más fuertes que en cualquier otro punto del globo.
Como conclusión final:
El maestro cervecero debe dedicar su capacidad máxima e inventiva a la creación de las mejores cervezas. Mientras que las cuestiones de logística y de mercadeo deben estar en manos de aquellos que sean capaces de prestar a estos temas su máxima atención logrando acercar a los consumidores a los productos finales, en tiempo y forma, y con la mejor imagen y comunicación de las calidades.
Fuente: bodegadecervezas
