La caída en picada de la productividad es una de las explicaciones a la lenta recuperación económica global. El Fondo Monetario Internacional (FMI), de hecho, lo entiende como un fenómeno que acontece en todo el mundo y lo vincula a la moderación que desde hace años sufre el comercio internacional. La apertura de los mercados y el fin a las políticas proteccionistas son la única forma de catalizar el engranaje económico del planeta, según entiende el fondo. Christine Lagarde, directora del FMI, comprende que el proteccionismo es una forma de calmar al ciudadano promedio ante el lento y desesperante repunte económico, el cual tendrá angustiados a muchos.
La otrora ministra francesa ha adoptado ese discurso proteccionista desde hace rato. Lagarde considera que el proteccionismo es nocivo para el crecimiento económico, para la inclusión y para la gente. Pero el retraso en la liberalización de los mercados es tan sólo un elemento más en la ecuación que explica por qué el comercio internacional se ha hecho más lento en los últimos años, igual en rendimiento histórico como en relación al ritmo global de la economía. El estudio del FMI, programado para el otoño, demostrará que el volumen de bienes y servicios que se movieron en todo el mundo creció en menos de un 3% desde 2012, menos de la mitad de lo que se reportó en las tres décadas previas. Las dificultades de verdad llegan cuando los técnicos intentan encontrar precedentes en la evolución del comercio en comparación al producto bruto interno (PBI).
Ya entre 1985 y 2007, los flujos mundiales aumentaron el doble respecto de la economía mientras que en los últimos cuatro años se tuvo serios problemas para mantener el ritmo de la expansión global, que irá por el 3.2% para este año. La principal explicación de esta coyuntura es una situación global marcada por un crecimiento tenue. La irrupción tecnológica es otro de los síntomas de este mal, al que se puede denominar como anemia económica.
Aunque el principal objetivo del informe es entender las causas de la coyuntura económica, los miembros del FMI aseguran que la liberalización y apertura de mercados podría ser efectiva para combatir la caída de la productividad, uno de los problemas más fuertes que afronta la economía global. Janett Yelen, presidenta de la Reserva Federal, explica que esa es una de las razones por las que la economía de Estados Unidos crece por debajo de su potencial.
El comercio abierto permite a las economías especializarse y explotar al máximo su capacidad de producción, especialmente en aquellos bienes y servicios en los que tienen ventajas competitivas. Por ello, el FMI vuelve a lanzar la solicitud de que las autoridades gubernamentales de distintos países colaboren para la revitalización de los mercados, abandonando las medidas proteccionistas que han adoptado como medida desesperada para salvar la integridad moral de sus pobladores. «El comercio internacional y las políticas comerciales pueden dar forma a la actividad económica al influir en las decisiones de inversión de las empresas», afirman técnicos del FMI.