La victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses provocó un tsunami en las industrias que dependen del libre comercio, desde las compañías aéreas a los automóviles y las empresas de IT, pero hay muchos ejecutivos de grandes multinacionales que no creen qué la retórica proteccionista de Trump se ponga en práctica tan drásticamente.
Inversionistas que se encontraban en una importante reunión financiera en Hong Kong la semana pasada, expresaron su alarma ante una oleada de políticas no convencionales desde Gran Bretaña, Washington y Filipinas.
En la Argentina, según consigna iProfesional, políticos, inversores, analistas y empresarios aún no salen de su asombro. Lo impensado finalmente sucedió y ahora el mundo tomará nuevos rumbos. Dólar, tasas, bonos, acciones, blanqueo, exportaciones, inversiones, acuerdos bilaterales y hasta el rol de Macri en la región, bajo la lupa.
Finalmente Mauricio Macri no podrá decirle «primer caballero» a Bill Clinton. Y su esposa, Hillary, muy difícilmente venga a Buenos Aires. La humorada había tenido lugar en Nueva York hace algunas semanas y se convirtió en una postal de la confianza que había en el Gobierno sobre lo que pensaba iba a ser una clara victoria de los demócratas en los comicios, agrega iPofesional.
La apuesta le salió mal al gobierno. El hecho de haberse jugado tan abiertamente a favor de Clinton y de haberlo fustigado a Trump «sin anestesia» ahora es visto como errores políticos de consecuencias por ahora impredecibles. Veremos como se interpretan las declaraciones de la Canciller Malcorra, el Embajador en EE.UU., Martín Lousteau, altos funcionarios nacionales y el mismísimo presidente por las nuevas autoridades estadounidenses.
No sólo en el aspecto político vendrán fuertes cambios. También en muchas otras variables clave como las inversiones y las exportaciones.
Respecto a las inversiones, iProfesional dice que, durante la campaña, el republicano se encargó de dejar en claro que desalentará la internacionalización de empresas estadounidenses. Incluso, llegó a especular con la posibilidad de imponerles un impuesto a las compañías que generen empleos fuera de su país.
A modo de ejemplo, amenazó a firmas como Apple a obligarlas a fabricar sus dispositivos en EE.UU. si él era elegido presidente.
El problema para el gobierno de Macri es que toda la agenda de trabajo bilateral planteada de cara al 2017 podía sostenerse con Hillary en la Casa Blanca, como la reapertura de la Agencia de Comercio y Desarrollo de los EE.UU. en Buenos Aires. Para Miguel Ponce, ex subsecretario de Industria, «todo esto es muy probable que se termine cancelando».
Respecto del futuro de los US$ 13.000 millones en inversiones que habían comprometido empresas estadounidenses en el país, todo dependerá de cuánto Trump realmente termine desalentando los desembolsos fuera de las fronteras de su nación. Al respecto, Ponce prevé que «difícilmente haya una lluvia de dólares» sobre la Argentina.
Para las exportaciones argentinas no va a ser un mejor panorama, para los analistas el comercio exterior local es uno de los frentes que más se verá afectado tras el triunfo de Trump.
Con el objetivo de devolver empleo a los trabajadores estadounidenses y aumentar el consumo de productos nacionales, uno de sus planes es incrementar los aranceles al 20% para todas las importaciones. «Trump tiene una visión proteccionista extrema. Esto es muy negativo para el comercio regional», advierte Claudio Loser, ex director del FMI.
Para el Ministerio de Producción, implica un trago amargo: hace unos días habían recibido el compromiso de los demócratas de que la Argentina volvería a formar parte del Sistema Generalizado de Preferencias. Se trata de un régimen que permite ingresar al mercado estadounidense con bajos aranceles. Algo que ahora resultará difícil de concretar.
Ponce agrega otro efecto colateral peligroso: «Trump le declaró la guerra comercial a México. Una crisis entre ambos países generará una enorme sobreoferta de productos en la región y esto afectará a nuestra industria». Para ponerlo en perspectiva, las empresas mexicanas exportan a EE.UU. por US$ 300.000 millones anuales. Esto equivale a cinco veces lo que la Argentina le vende a todo el mundo a lo largo de un año, dice iProfesional.
En Europa también se teme por las olas del tsunami Trump. Estos son sus planes para Rusia, el Estado Islámico, los inmigrantes sin papeles y el comercio internacional según el Periódico de Aragón.
Los planes de Trump, anunciados durante la campaña, son muy inquietantes. Pero… ¿Qué propone exactamente?
¿Qué pasará con Rusia, Siria y la UE? Trump definió su filosofía como “América primero”. El republicano no dejó de lanzar guiños al presidente ruso, Vladimir Putin, con el que hace muy buenas migas. Llegó incluso a cuestionar que fuera Rusia quien ‘hackeó’ los correos del Comité Nacional Demócrata. La tensión actual entre Moscú y Washington tenderá a reducirse con el republicano en la Casa Blanca. Una alianza que, sin duda, tendrá sus efectos en Medio Oriente, sobre todo en la guerra de Siria. Tanto Trump como Putin coinciden en mantener en el poder al presidente sirio Bashar al Asad. Trump dijo que se planteará reconocer la anexión por parte de Rusia de la Crimea ucraniana. Con respecto a la Unión Europea, Trump calificó de «grandioso» el ‘brexit’ porque los británicos habían «recuperado el control de su país».
En cuanto a política inmigratoria, Trump se convirtió en la espada de Damocles para la inmigración ilegal en Estados Unidos. Se dispone, como prometió en la campaña electoral, a levantar un muro «alto, poderoso y hermoso» en la frontera con México, para evitar la entrada de los “sin papeles”. Una obra gigantesca que, según Trump, pagará el 100% México. «En mi administración, todo aquel que cruce ilegalmente la frontera será detenido hasta que sea sacado de nuestro país y regresado al suyo», aseguró.
En lo militar, para Trump «la OTAN está obsoleta». En su opinión, una vez caído el Muro de Berlín y desmantelada la antigua Unión Soviética no tiene sentido mantener una organización de defensa militar creada precisamente para mantener a raya al bando comunista durante la guerra fría. Su propuesta no contempla desmantelar la Alianza, pero si reformarla. Se quejó de que los aliados de EE.UU. en la OTAN no gastan lo suficiente. “Francamente, tienen que poner más dinero. Estamos pagando de forma desproporcionada. Es demasiado, y claramente es un mundo diferente que cuando concebimos la idea en sus inicios”, dijo. En todo caso, Trump dijo también que trabajará «estrechamente con la OTAN» en la batalla contra el Estado Islámico, una batalla a librar en múltiples frentes «el militar, el cibernético y el financiero», aseguró.
El cambio climático parece no quitarle el sueño a Trump. Para el no representa un problema que esté afectando al mundo y no hay que prestarle atención. Durante la campaña electoral Trump fue claro a la hora de afirmar que cancelará el acuerdo de París (lo llama ‘parexit’), que apuesta por las energía renovables. Actualmente, China y Estados Unidos son los países que más gases de efecto invernadero emiten de todo el planeta. La posición de Trump, que niega el origen humano del cambio climático, hizo que más de 400 científicos de todo el mundo, varios de ellos Premios Nobel, escribieran una carta abierta en la que afirmaban que «el cambio climático de origen humano no es una creencia, ni una farsa, ni una conspiración. Es una realidad física».
Para el comercio mundial, no solo el de Argentina, las ideas de Trump son poco alentadoras. No piensa seguir adelante con el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP), considerado el mayor acuerdo de libre comercio e inversiones del mundo. El republicano apuesta claramente por el proteccionismo, con altos aranceles, el freno a la globalización -«nunca volveremos a someter a este país, a este pueblo, a los cantos de sirena de la globalización»- y la salida de EE.UU. de la Organización Mundial del Comercio (OMC). «No permitiré que Estados Unidos entre nunca en ningún acuerdo que reduzca nuestra capacidad para decidir en nuestros propios asuntos», afirmó.