El comercio marítimo creció en 2025, pero evidenció fallas en seguridad, documentación y gestión de riesgos. –El año 2025 concluyó con un crecimiento del comercio global, que se encamina a superar los US$ 35 billones, un aumento de 7% respecto de 2024, aunque con señales de desaceleración hacia el cierre del período. Sin embargo, según el análisis de Shipping and Freight Resource, con ese desempeño, los sectores para el comercio marítimo y el comercio exterior enfrentaron una serie de dificultades que se repitieron a lo largo del año y expusieron fallas persistentes en distintos niveles de la cadena logística.
Los incidentes de seguridad continuaron registrándose con frecuencia. Incendios a bordo, muchos de ellos vinculados a baterías de litio, productos químicos y otras cargas de riesgo, mostraron patrones similares: errores en la declaración de bienes, comprensión insuficiente del comportamiento de la carga, embalajes inadecuados, sensibilidad a la temperatura y demoras en la respuesta. Investigaciones posteriores indicaron que estos eventos no se originaron en circunstancias imprevistas en alta mar, sino en decisiones tomadas antes del zarpe de los buques.
Casos como la explosión del buque “YM Mobility” siguieron una secuencia conocida de señales tempranas, fugas, humo y escalamiento del incidente, evidenciando cómo la degradación de la información de la carga, a medida que se transfiere la responsabilidad entre actores comerciales y operativos, incrementa el riesgo. La pérdida de contenedores por la borda también reflejó problemas reiterados asociados al rolido paramétrico -cuando el buque se escora de un lado a otro con amplitudes muy grandes, de forma casi rítmica-, el colapso de estibas, tensiones en el trincaje y contenedores con sobrepeso.
El hundimiento del “Morning Midas” y el debate en torno al transporte de vehículos eléctricos pusieron de relieve la incorporación de nuevos tipos de carga a las cadenas logísticas sin que existan protocolos compartidos y exigibles a la misma velocidad, lo que deja vacíos que solo se manifiestan cuando ocurre un incidente. Al cierre de 2025, se hizo evidente que la información de la carga continúa siendo tratada en muchos casos como un requisito administrativo, pese a que sus fallas se traducen en daños físicos, impactos ambientales y riesgos para las personas.
En paralelo, las fricciones documentales se consolidaron como un factor de riesgo relevante. El uso continuado de documentación en papel siguió generando demoras, errores y disputas, en un contexto de operaciones cada vez más rápidas y complejas. Las controversias en créditos documentarios mostraron cómo desalineaciones entre los requisitos financieros y la ejecución operativa derivaron en pagos retrasados, presentaciones rechazadas y tensiones comerciales. Asimismo, el uso de conocimientos de embarque y documentos de título evidenció discrepancias entre la conveniencia operativa y la seguridad jurídica, cuyos efectos se hicieron visibles ante demoras, disputas o insolvencias.
La nueva realidad
Durante 2025, los factores geopolíticos pasaron de ser un riesgo de contexto a una variable operativa directa. Los regímenes de sanciones influyeron en la redacción de contratos, la aceptación de cargas, las decisiones de ruta y los flujos de pago, condicionando la viabilidad misma de las operaciones. A ello se sumaron divergencias regulatorias, cambios en alianzas y costos de cumplimiento que modificaron los corredores comerciales sin reflejarse necesariamente en tarifas o facturas.
En materia tecnológica, se registraron avances como el inicio de la implementación de conocimientos de embarque electrónicos (eBLs) interoperables basados en estándares y el uso creciente de herramientas de inteligencia artificial para análisis y apoyo a la toma de decisiones. No obstante, también quedaron en evidencia las limitaciones asociadas a la gobernanza, la calidad de los datos y la necesidad de supervisión humana, así como la dificultad de aplicar estas soluciones de manera coherente en cadenas de suministro fragmentadas.
Al finalizar el año, el balance para el comercio marítimo deja planteadas preguntas recurrentes sobre el tratamiento de la información de la carga, la alineación entre contratos, financiamiento y ejecución, la integración del riesgo geopolítico en la toma de decisiones, la gobernanza de las herramientas digitales, la dilución de responsabilidades y la gestión de riesgos de forma integral. En conjunto, los acontecimientos de 2025 mostraron que muchos de los problemas enfrentados eran conocidos y discutidos previamente, pero permanecieron sin resolver, reapareciendo bajo nuevas formas en un entorno operativo cada vez más exigente.
Con información de MundoMaritimo




















